Pasaron días y días, hasta que te diste cuenta que te estaba asechando... no te asustaste, solo me dijiste
"¿porqué?", no conteste, solo giré, y seguí caminando.
¿Porqué no le digo? ¿qué es lo que me lleva a seguirlo?... No sé, la realidad es que no sé porqué lo sigo.
Ni siquiera lo amo, ni siquiera lo conozco.
Me agarró el brazo, y solté un grito ahogado... me asustó. El muy Idiota me asustó.
-¿Me vas a decir qué haces espiándome?- Negué con la cabeza.
-¿porqué?.
Otra vez esa pregunta maldita, que solo me complica la vida.
-No sé.
-¿cómo que no sabes?.
-No, no sé.
Me soltó y como si estuviera indignado puso sus manos en los bolsillos y se fue... siguió caminando por la Av.Alcorta.
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