[Una espacio en blanco, una canción” inspiradora”…
NADA DE PALABRAS. Nada de risas, ni siquiera de miradas.]
Era un día de invierno, los árboles perdieron todas sus hojas, y no había lugar donde se pudieran refugiar del frío, así que él alejando sus miedos la llevo a la casa donde se encontraban sus abuelos, ella quería entrar, no le importaba la vergüenza que él tuviera, ella sabía ser agradable y excelente compradora de corazones cuando se lo proponía.
- ¿Estás seguro que no te van a decir nada?- le pregunto desconcertada, confiando en la mirada de aquel muchacho, esa mirada particular que tenía con ese color extravagante verde amarronado, confiaba tanto en él.
- Sí, vamos. Subí al ascensor- Y le dio un pequeño empujón sonriendo mientras lo hacía, ella lo miro con su cara chistosamente mala.
Se miraron detenidamente mientras el ascensor subía hasta el piso 4. Y él le agarro el cachete y la beso antes de entrar…
… Abriendo la puerta él la miro detenidamente, ella miraba el suelo con un poco de nervios. Ya no se tenía confianza A Sí misma.
- Dale, pasa.- Ella abrió los Ojos y paso, ya estaba en el juego, había que caerles bien cueste lo que cueste… Le acaricio la espalda a él y entro.
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